En un ejercicio de categorización y recuperación de datos, se pidió a alumnos de 1º de Primaria que memorizaran 12 sustantivos y completaran distintas tareas. Los 12 sustantivos aparecían en orden aleatorio, y los estudiantes tenían que (a) ordenarlos con sentido y (b) memorizar las palabras. Tres nombres eran frutas; tres, animales; tres, prendas de vestir; y tres, juguetes. Ocho de nueve grupos cooperativos descubrieron y utilizaron las cuatro categorías. Por el contrario, solo un alumno que actuó en condiciones competitivas e individualistas lo logró. El resto de alumnos que trabajaron bajo dichas condiciones, incluso aquellos con mejor rendimiento, fracasó en la estrategia de búsqueda de categorías.
Esto es solo un ejemplo del poder del aprendizaje cooperativo sobre el pensamiento crítico y creativo, y el razonamiento de alto nivel (Johnson, Johnson & Holubec, 2007). Más allá de promover un rendimiento más alto y una mayor capacidad de retentiva que el aprendizaje competitivo e individualista, el aprendizaje cooperativo tiende a resultar en el uso de estrategias de razonamiento de mayor calidad, la generación de nuevas ideas y soluciones (por ejemplo, lo que en ingeniería se conoce como “ganancia de proceso”) y la transferencia de lo aprendido en el seno del grupo a otras situaciones distintas.
Escrito por David W. Johnson y Roger T. Johnson, Universidad de Minnesota.